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martes, 26 de mayo de 2015

LAS PRESTACIONES DE SALUD EN EL NORTE DE LA CIUDAD



Segundo Fidel Maldonado Tapia

La salud es parte de los derechos que reconoce y garantiza el Estado a todos los ecuatorianos, y su realización se vincula al ejercicio de otros derechos, entre ellos el derecho al agua, la alimentación, la educación,  la cultura física, el trabajo, la seguridad social, los ambientes sanos y otros que sustenta el buen vivir, y están consagrados en la Constitución de la República del Ecuador que rige la vida de los ciudadanos.

La prestación de los servicios de salud se regirá por los principios de equidad, universalidad, solidaridad, interculturalidad, calidad, eficiencia, eficacia, precaución y bioética, con enfoque de género y generacional, manda la Carta Magna ecuatoriana.

En la prestación de los servicios se han dispuesto políticas y estrategias, además del mejoramiento de las diferentes casas asistenciales, para que sean sitios donde además se efectuar la medicina curativa, se ponga énfasis en la prevención como lo idóneo para el bienestar social.

Así, en el norte de la ciudad  de Loja existe el Hospital Universitario de Motupe, en cuyas instalaciones la dependencia universitaria comparte estas actividades con el Subcentro de Salud de Motupe, instancia perteneciente al Ministerio de Salud Pública, para coordinadamente brindar los servicios que requieren los 28 barrios del sector norte que cubre a un importante número de habitantes.

Los servicios asistenciales dan cobertura en medicina preventiva con una unidad de vacunaciones, y, en lo curativo con medicina general, odontología, farmacia, con insumos y productos de la lista básica del Ministerio de Salud Pública;  a los que se suman los docentes y estudiantes de los últimos años de las carreras de la Salud Humana, con algunas especialidades, donde además de brindar el servicio, refuerzan su preparación los futuros profesionales médicos, de enfermería, odontología, así como las prestaciones de los posgradistas de Medicina Familiar y Comunitaria, posibilitando el acceso de la población en general a estos beneficios.

La presencia de los galenos especialistas y los estudiantes, corresponde al periodo de clases conforme a la planificación académica, que es bien vista y aceptada por los usuarios, que a la fecha corresponden a: medicina general, cirugía menor, ginecología, dermatología, otorrinolaringología, odontopediatría, odontología, que encontrándose en  el periodo inicial de un nuevo periodo académico, de a poco se establecerán definitivamente desde el me de junio del año en curso.

Los grupos sociales considerados vulnerables también tienen acogida en significativa cantidad, incluso emergencias que se presentan en el sector, hasta por violencia intrafamiliar, canalizadas a través de las instancias especializadas del ECU 911 y de sus instituciones operativas como la Policía Nacional.

Todo esto configura un centro asistencial con importante demanda, que debe cubrirse todos los días, con la referencia de pacientes que lo ameriten hacia otros centros de mayor cobertura como el Hospital “Isidro Ayora”, para la satisfacción de necesidades, por lo que desde esta columna consideramos debe ser mejorada, con la atención permanente de los especialistas, no solamente en el periodo de clases, para contar con todas las posibilidades de atención, que en forma coordinada se ofrezcan y entreguen a la comunidad, para satisfacer los requerimientos que se presentan.

viernes, 15 de mayo de 2015

185 AÑOS DE CREACIÓN DE LA REPÚBLICA DEL ECUADOR



Segundo Fidel Maldonado Tapia


La Gran Colombia con la visión integradora futurista del Libertador Bolívar, se creó en 1819, con la unión de Nueva Grabada (hoy Colombia), Venezuela, Ecuador y Panamá; vista inicialmente con el objetivo de aunar fuerzas contra el poder colonial, recientemente expulsado de la región; y prevenir su restablecimiento.

Los relatos y datos históricos, recogen la fecha de la separación del Distrito del Sur de la Gran Colombia, el 13 de mayo de 1830, conformándose dichos territorios como la nueva República del Ecuador, declaración que fue el resultado de la reunión en Quito de una Asamblea de Notables, luego de conocer la separación de Venezuela de la Gran Colombia, gran Estado que se disolvió luego de 11 años de existencia.

De la Asamblea de Notables de Quito surgió el general Juan José Flores, venezolano, como Jefe Supremo de Gobierno, con la disposición de gestionar la integración de los otros departamentos sureños de Guayaquil y Azuay, en razón que sus gobernantes eran militares bajo el mando del general Flores.

La primera Constitución del Ecuador se redactó después de su separación del Distrito del Sur de la Gran Colombia, por el Primer Congreso Constituyente, reunido en la ciudad de Riobamba, con inicio de funciones el 14 de agosto de 1830, con la asistencia de 21 diputados, 7 por cada Departamento de Quito, Guayaquil y Cuenca; Constitución que fuera aprobada el 11 de septiembre del mismo año de 1830.

El 22 de septiembre de 1830 se promulgó la primera constitución ecuatoriana, que reunió  los departamentos de Azuay, Guayaquil y Quito, entre sí, formando un solo cuerpo independiente con el nombre de Estado del Ecuador.  Juan José Flores asumió el poder como Presidente del nuevo Estado y José Joaquín de Olmedo como Vicepresidente.[1]

Es así, a breves rasgos cómo nació la República del Ecuador hace 185 años, que se cumplen este 13 de mayo de 2015, manteniéndose con altos y bajos en el concierto de la geopolítica suramericana y mundial, pequeño país con una prodigiosa biodiversidad, gente buena, trabajadora y honesta, de cuyas entrañas se han forjado gestas de gran significación histórica, política, social, que han dado variopinto color a su historia y paisaje, con numerosos ejemplos de hazañas y procesos que de una u otra manera han contribuido al progreso y bienestar colectivos.


[1] es.wikipedia.org/wiki/Disolución_de_la_Gran_Colombia

jueves, 7 de mayo de 2015

SABER ESCUCHAR AL PUEBLO



Segundo Fidel Maldonado Tapia

La celebración del 1 de mayo, es internacional, consagrada como algo mundial, por las repercusiones sociales de las jornadas de lucha obrera del siglo XIX, con el reconocimiento interestatal, supranacional, en organismos de reconocido prestigio, cuyas resoluciones son aceptadas e incorporadas a las políticas estatales y de gobierno.

Hoy por hoy, es preciso recordar las gloriosas jornadas de los trabajadores de la ciudad de Chicago (EE.UU.) que un día primero de mayo de 1889, decidieron protestar exigiendo el alza de salarios y la disminución de horas de trabajo. Reclamaban que el esfuerzo que hacían en las fábricas y talleres fuera mejor pagado para no vivir en la miseria, que su trabajo no sirviera únicamente para enriquecer a los patronos, sino también para mejorar sus condiciones de vida.

La magnitud de esta gesta exige que sigamos su ejemplo, no nos sometamos, trabajemos con entusiasmo, responsabilidad, honestidad, honradez, persistencia y buena voluntad, pero jamás claudiquemos en nuestros principios, en nuestros valores y en nuestros derechos.

La calidad de ser seres humanos y como tales, individual y colectivamente debemos valorarnos, no nos dejemos pisotear por nadie, cuando sea necesario levantar la voz, levantémosla, no hay satisfacción más grande que hacernos respetar cuando la prepotencia quiere imponerse a la fuerza.  Hay que ser solidarios, buenos, tolerantes, eficientes, cumplidos, pero ante todo dignos.

Lo que se ha visto en esta última celebración, no debemos encasillarla en una competición nacional o local de fuerzas, ni tampoco como aceptación o rechazo a tal o cual situación, asunto o circunstancia, no es posible y  no debemos caer en la lógica inmediatista de quienes están en el poder y de quienes no están de acuerdo con el régimen instalado en Carondelet.  Mal o bien están ahí por la decisión propia y democrática de los ecuatorianos y por tanto, siendo un pueblo que se atiene a las disposiciones democráticas, acciones y hechos que no se alejen de ellas, debemos impulsar lo que consideremos oportuno y necesario para nuestra realidad, en el marco del respeto a la norma porque somos un pueblo que vive y ejercita un Estado de Derecho.

Los afanes de perpetuarse en el poder no corresponden a la esencia democrática de este pueblo noble pero altivo, el crear o propiciar condiciones para que en el caos se llegue al cambio de los sujetos activos en el poder, tampoco.  Debemos revestirnos de cordura y prudencia, para asumir nuestros anhelos; contar con la honestidad y honradez suficientes acompañados de la valentía y sabiduría para sostener el marco legal y saber hasta cuando podemos servir y contamos con la aceptación de la comunidad.  No somos un rebaño al que se debe imponer, abierta o soterradamente, un ejecutivo, una asamblea, una forma de gobierno y administración.

La presencia multitudinaria de la población en las calles y plazas, es un signo inequívoco de que hay aspiraciones insatisfechas, así como de un determinado sector que está de acuerdo con el statu quo, acudamos a la reflexión como un medio que nos posibilite vislumbrar las diferencias, aceptando la diversidad que nos lleva a la unidad, pero para ello los distintos poderes que conforman el Estado y las funciones que representan, deben saber con ecuanimidad y equidad, escuchar la voz del pueblo que es la voz de Dios.