Segundo
Fidel Maldonado Tapia
segundofidelmaldonado@gmail.com
Cada 21 de
marzo, de acuerdo con la cosmovisión andina de los pueblos originarios se
celebra el Mushuk Nina o el inicio del nuevo año andino, para ello en
Ecuador especialmente en el norte
cercano a la mitad del mundo se realizan varias ceremonias ancestrales.
La notas
informativas nacionales dan cuenta de que por ejemplo en Catequilla, Mitad del
Mundo, en la provincia de Pichincha, además de la celebración geoestacionaria en este año celebran el aniversario 518 del
nacimiento de Atahualpa, festejo que lo conmemoran con una comida de granos
tiernos.
Con esta
experiencia buscan comprender y vivir la
conexión íntima con la Pachamama, para impulsar la recuperación de los valores
ancestrales, la vivencia con dignidad y el manejo de su territorio.
Esta
celebración milenaria, marca el inicio del calendario y recupera una propia
manera de medir el tiempo. En estas
celebraciones por tradición el ritual se centra en el encender y cuidar el
fuego nuevo o renovador, rodeado de danzas y alimentos provistos por la
Pachamama.
De acuerdo
con su cosmovisión el inicio del nuevo año andino se marca también el inicio
del tiempo de la siembra. En algunas
agrupaciones ancestrales las preside el Taita, que es el equivalente a Maestro
Mayor o Gran Maestro, quien enciende el
nuevo fuego y los presentes reunidos en círculo colocan sus palmas hacia el
cielo y animados por el Taita concentran sus energías en torno al fuego. Además se bendicen las varas de madera
preparadas con anterioridad, que se convierten en bastones de mando, previo
permiso pedido al árbol y a la misma vara para ser utilizadas. Las ceremonias se acompañan del toque de
tambor con sahumerios para purificar la ceremonia y a los presentes.
En la
provincia de Pichincha, se ha reconocido que el conocimiento de los sitios
ancestrales, como Rumipamba, que se relacionan con el conocimiento de los
pueblos originarios de la existencia del centro del mundo u ombligo, con
rituales que tienen vestigios de 2.200 años a.C.
El 21 de
marzo en el mundo occidental se celebra el inicio o llegada del equinoccio
identificado con el cambio de estación climática que en el conocimiento de los
mestizos mayores coincide igualmente con el tiempo de siembra de los que serán
frutos de la tierra.
Una variación
de este festejo andino en algunas nacionalidades como la de Otavalo, se hace la
ceremonia de la Tumarina como parte del Sisay Pacha Raymi o Fiesta del
Florecimiento, a las 12h00 cuando los rayos del sol caen perpendicularmente
sobre la tierra y no hay sombra. En
estas ceremonias se hace un retomar de las energías del espacio, rendir tributo
a la mujer, agradecer al agua y a la naturaleza.
De acuerdo
con lo anterior, se hacen los baños de florecimiento, que consiste en el baño
en la cabeza con pétalos de flores y
agua de diferentes vertientes llenas de luz y energía. Coincide con el florecimiento de las chacras
y la naturaleza.
Es el momento
entonces de desearnos felicidad con el nacimiento del nuevo año andino y
conforme a las tradiciones, nuestras vidas, nuestros caminos, miraremos.