“Porque siempre he escrito para que el mensaje de mi verso pequeño propio de un operario apenas de la poesía llegue a todos sin excepción alguna y, porque la poesía entendida como: La manifestación de la belleza o del sentimiento ético a través de la palabra; o, como la expresión de lo que siente el corazón sea un aliciente para el espíritu; este Sonetario Octavo, no tiene prólogo”, nos dice Armando Costa Febres, el bardo lojano que nos brinda una octava producción de su intelecto, rico en frases y color de poesía, para orgullo de las tierras sureñas.
El emporio agropecuario de Loja, señalado por historia y tradición, Gonzanamá, es la cuna de Armando Costa Febres, desde donde emergió para cultivarse en las Ciencias Jurídicas, titulándose de Doctor en Jurisprudencia y Abogado de los Tribunales en la Universidad Nacional de Loja; y, a la fecha desempeñarse desde hace muchos años como Notario Tercero del cantón Loja, con ocho aportes en sonetarios dedicados a los sentimientos, la belleza, el paisaje, la canción, la amistad, la tradición y los anhelos.
Muchas de sus creaciones han merecido el pentagrama para transformarse en temas concebidos para los ritmos de la tierra, como son los pasillos: Marcela, Si me amaras, El dolor de pensar; Te acuerdas; Para sus manos; así como se han concebido en el ritmo románatico y pasional del valse: Recuerdos del ayer; Encargo; las baladas: Plaza de San Francisco; Gabriela; el corrido: La Churona y la Feria de Loja; la rumba: El Zancudo y por supuesto el sentimiento hecho verso y plasmado en melodía, con el albazo: El campo, todos ellos surgidos del numen poético de Armando Costa Febres, conjugados con la inspiración musical de distinguidos maestros como: Rogelio Jaramillo; Marco Ochoa Valdivieso; Manuel de J. Lozano; Eduardo Ruilova Pineda; Vicente Jaramillo; Julio Becerra; Roque Pineda Albán y José Pio Ruilova.
Acuerdo y presea del I. Municipio de Gonzanamá al Mérito Literario |
Sentidos versos de sus sonetos como: “Te digo con el alma lo que siento,/cuán seguro, con fe, con sentimiento/ con inmensa pasión mujer querida” en sincera confesión de hombre. La invocación de gratitud al Ser Supremo: “Por ello, una y mil veces Señor gracias/ Tu me libras del mal, de las desgracias,/Tu me haces compañía en mi soledad”. Así mismo, dedica su inspiración a lo terreno, en los servidores de la comunidad, los medios de comunicación social pública; las expresiones afectuosas a la amistad de muchos años de distinguidos profesionales, los homenajes a la mujer, en las personas de virtuosas damas, a sus colegas Notarios, en fin, sus creaciones fueron, son y seguirán siendo, orgullo para Loja, referente cultural para el Ecuador y distinción para el sentimiento latinoamericano.