Agradezco la deferencia especial de los hijos de mi querido amigo EDWIN
AMADO OJEDA SARANGO, querido Padre Político de mi hija Verito y mi apreciado
consuegro, para en su nombre decir unas
palabras, y expresar los sentimientos de amor que siempre profesan por su Padre
y la gratitud inmensa que nace del corazón para con todos ustedes por su bondad
y caridad al acompañarles en estos terribles momentos.
Y así habremos de evocar el 18 de abril de 1956, cuando en la ciudad de Gonzanamá,
fruto del amor conyugal, en el hogar de Don Manuel Adán Ojeda Rodríguez y Rosa
Herminia Sarango Febres, llegó a la luz de la vida EDWIN AMADO OJEDA SARANGO, el tercer hijo de entre ocho hermanos: Zoila
Rosa, Víctor Manuel, nuestro Edwin Amado, Luz Victoria, Eduardo Vicente, Blanca
Azucena, Aquiles Alberto, Miguel Ángel y Gilberto Fabricio Ojeda Sarango.

Fueron las calles, plazas y jardines de la ciudad Santuario del Señor del
Buen Suceso que vieron crecer en lo físico y espiritual a Edwin Amado, con los
solícitos cuidados de sus padres quienes con los afanes de desarrollar su
intelecto acudieron a las aulas de la Escuela Lautaro Loaiza para que reciba
las primeras luces del conocimiento y posteriormente al Colegio Técnico
Agropecuario de Gonzanamá donde se graduó como Bachiller.
La juventud rebosante de salud y energías de Edwin Amado lo condujeron por
los senderos ansiados de alcanzar bienestar, formación académica y proyectarse
hacia la realización de la vida, para en la Universidad Técnica Particular de
Loja, obtener su titulación profesional como Licenciado en Ciencias de la
Educación con la especialidad en Pedagogía.
Edwin Amado, hombre decidido y luchador, valiente y caballeroso, con
elevado sentido de la responsabilidad y la dignidad, con visión de educador y
el afán de servicio para la colectividad y las nuevas generaciones, lo
impulsaron a continuar por la senda del estudio y el perfeccionamiento, para
alcanzar mediante los estudios de cuarto nivel, la Maestría en Administración
para el Desarrollo Educativo por la Universidad Nacional de Loja.
Paralelamente en el desarrollo de la vida, como a todas las personas, le
llegó la hora del amor, los embriagadores momentos del romance y la canción,
del perfume y de la flor cuando conoció y se enamoró de una agraciada jovencita,
paisana suya, doña Clemencia Asunción Yaguana Ortega, con quien llegarían al
altar y se unirían en matrimonio. Eran
los años de 1976.
De su matrimonio tuvieron los frutos en tres hijos, a quienes prodigaron
ternura y cariño, así como sus afanes y dedicación para que crezcan con valores
y sabiduría, así: Maritza Alexandra, es Licenciada en Contabilidad y Auditoría;
Edwin Fabián, Ingeniero Civil; y, Stalin Amado, Ingeniero en Contabilidad y
Auditoría.
Sus hijos crecieron y formaron sus propios hogares, dándoles la alegría de
ocho nietos: Joselyn Abigail, Bryan
Josué, María José, Ana Paula, Santiago Josué, María Soledad, Edwin Leonardo y Fabián
Alejandro.
Era la primavera de la existencia.
En el desempeño laboral Edwin Amado, siempre puso la impronta de la
responsabilidad y el cumplimiento del deber, sacrificando las horas del
descanso y hasta las de su familia para obtener con dignidad y honestidad el
pan de cada día.
Así, fue Promotor Social del Ministerio de Bienestar Social. En 1982 en el desempeño del magisterio es asignado al Colegio Agustín
Curipoma de la parroquia Gualel, en donde se desempeña como docente y un año
más tarde ser designado en las funciones de rector, sirviendo a esa comunidad
por el lapso de 11 años.
En 1993, se le designa como Rector de la Unidad Educativa Fernando Suarez
Palacio, del barrio Carigán, de la ciudad de Loja..
Desde el año 2004 hasta el 2016 cumple con las funciones de Docente y
Rector del Colegio Nacional Nocturno Manuel Benjamín Carrión de esta ciudad.
Por su ejercicio profesional eficiente y dedicado fue llamado a prestar
servicios como Docente de la Universidad Servio Tulio Montero Ludeña, de la
ciudad de Cariamanga.
En el 2016, con la satisfacción del deber cumplido y buen trabajo, se acoge
a los beneficios de la jubilación.
La vida nos concede
momentos inolvidables de felicidad, nos hace saborear el éxito y también las
tristezas y amarguras, con dolores inmensos, lo cual no fue ajeno al hogar de
los Ojeda Yaguana. Hace tres años, en el
2016, fue llamada hacia el Seno del
Creador la esposa, amiga, madre y compañera: Clemencia Asunción, dejando un
doloroso vacio en su esposo e hijos.
Todos sabemos que los
padres algún día fallecerán, nos preparamos para ese día mientras pasan los
años, pero cuando el día llega uno se da cuenta que no estuvo listo. Y es que
en realidad ningún hijo está preparado para la muerte de un padre, pero solo
queda seguir adelante y jamás olvidar el gran ejemplo y amor que dejaron en ti.
Porque la enseñanza de un padre es lo mejor que te puede dejar para seguir
avanzando en la vida.
Hoy asistimos con mucha
tristeza y dolor a la despedida material de Edwin Amado, querido hijo, apreciado amigo, hermano fiel,
esposo, padre y abuelito ejemplar, docente y profesional pundonoroso, por quien
evocamos la herencia y legado en sus hijos de haber sido un buen
padre y por tanto uno de sus más preciados activos, en lo físico y espiritual.
Qué triste es cuando un familiar se nos va y más aún si es nuestro papá, aquel hombre que nos enseñó mucho en nuestra niñez, quien nos cuidó, quién estuvo ahí para defendernos, quien estuvo cuando nos portábamos mal en el colegio, quien sacaba la cara en el hogar cuando algo malo sucedía, aquel viejito que siempre dedicaba las palabras en cada evento.
Edwin Amado, como padre supo dar el mejor regalo que alguien podría dar a otra persona, el hecho de creer, de creer en sus hijos, de sumarse a sus sueños, anhelos e ilusiones, para que alcancen sus realizaciones. El creyó en ellos.
Edwin Amado, padre y
amigo, siempre recordaremos esa sonrisa especial, ese corazón cariñoso, ese
cálido abrazo que siempre entregaste. Tú siempre estabas ahí para la esposa y
madre; y, por supuesto para sus hijos, en los buenos y malos tiempos, por ello,
siempre te recordaremos.
Gracias
por todo lo que diste, gracias por haber hecho de la familia un sólido núcleo,
a la que siempre quisiste. Jamás tu huella y ejemplo podrá olvidarse, estarás
en la memoria de los tuyos hasta el día de su muerte.
Gracias
a todos ustedes queridos familiares y amigos de los Ojeda Yaguana, en su nombre os damos las
gracias. Gracias por ser fraternos.
Gracias por su solidaridad.
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