Editorial para Radio Orquídea 98.5 FM. El Pangui, 05 de abril de 2021
Recién nomás dejamos atrás la Semana Santa, con todos los buenos propósitos que en el mundo religioso nos autoimponemos y nos enfrentamos en la semana que se inicia a otras circunstancias también importantes como es la elección democrática del nuevo gobierno para los ecuatorianos, la designación de quien queremos que conduzca el gobierno del Estado.
No vamos a sugerir siquiera por quien precisar nuestra voluntad, sino a invitarlos a reflexionar en torno a los valores y principios de las personas por quienes vamos a votar, que analicemos como seres humanos, las cualidades de nuestro candidato para definirnos ante las urnas, valores que en latín significa ‘ser fuerte’, pero engloba mucho más, tan solo mencionar el respeto, la tolerancia, la ética, honestidad y responsabilidad, es quedarse corto cuando hablamos de los buenos valores y principios esos que son formados desde que somos unos pequeños, casi siempre por nuestro entorno familiar, y eso se refleja ante los demás a través de la convivencia con los pares. Los valores son invaluables y determinan irremediablemente nuestras vidas, desde nuestra conducta, forma de ser, y por supuesto, hasta nuestra manera de pensar. Los valores son sistemas de creencias que nos sirven especialmente para juzgar lo que está bien y lo que está mal en nuestras vidas; son nuestros juicios acerca de lo que vale la pena.
Conviene pues tomar en consideración al definir nuestro voto el domingo 11 de abril de 2021, los valores de quienes deseamos que nos gobiernen los próximos cuatro años, cuando por todo lado escuchamos la necesidad de cambiar, pues abramos los brazos al cambio, pero en ese abrirnos no dejemos ir nuestros valores. Personalmente pienso que la honestidad es la cualidad más heroica a la que uno puede aspirar. Tratemos de elegir a quien sea o consideremos honesto, que lo ha demostrado en su vida, su trabajo, su familia.
A lo mejor resulta difícil definirnos. No es difícil tomar decisiones cuando sabemos cuáles son nuestros valores. Hoy más que nunca no nos infravaloremos, porque quien se infravalora a sí mismo es justamente infravalorado por otros. La sinceridad y la verdad son la base de toda la virtud.
Sin embargo, no caigamos en lo fácil, criticar y adjetivar es digamos hasta sencillo. En lugar de censurar a la gente, tratemos de comprenderla. Tratemos de imaginarnos por qué hacen lo que hacen. Eso es mucho más provechoso y más interesante que la crítica, y de ello surge la simpatía, la tolerancia y la bondad.
EL VOTO ES SECRETO, TU DECIDES
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