Segundo Fidel Maldonado Tapia
Loja, la extremeña ciudad ecuatoriana, capital de la provincia del mismo
nombre, este 18 de noviembre, celebra el centésimo nonagésimo cuarto
aniversario de vida independiente, y en pocos días más, el 8 de diciembre, el cuadragésimo
sexagésimo sexto de su fundación española, dos fechas de profundo significado
histórico, pues a lo largo de su existencia se han dado hechos que han dejado
importante huella en la historia del sur del Ecuador, sin contar con importantes
acontecimientos prehispánicos que de a poco se van conociendo, gracias a los
descubrimientos e investigaciones que de sus diferentes componentes humanos se
continúan realizando.
Cada hecho por si solo ocuparía muchas páginas para contarlo, los detalles
y circunstancias deben ser conocidos y analizados a la luz de mesurado contexto,
involucra en lo posible una objetiva disección, que nos permita ver con cierta
exactitud el antes, el durante y el después.
Loja tiene a su haber las primeras expediciones hacia el oriente, la
búsqueda del dorado y el país de la canela, donde la fábula de riquezas
inimaginables esperaban a quien tuviera la osadía y ventura de dominar la
naturaleza y sus habitantes para apropiársela, fue desde aquí que se abrieron
paso, aprovechando que en estas latitudes los andes no tienen las elevaciones
que para el norte y sur se presentan.
Aquí se originó una parte del descubrimiento del Amazonas.
Corresponde a estos lares, el descubrimiento de la medicina para curar las
“fiebres tercianas”, la malaria y paludismo que diezmaban poblaciones, y que obtuvieran
alivio con la cascarilla, origen de la quinina, a cuyos preparados se llegó a
llamar “los polvos de la condesa” por las referencias de haber sanado a la
esposa del Virrey.
La historia recoge así mismo los importantes aportes entregados a la causa
libertaria en bienes, armas y hombres,
porque no solamente debió entregar sus aportes a la guerra de la independencia
sino también a combatir las aventuras y ambiciones de la alcurnia social y militar
del sur en la invasión de 1829 y de 1859.
Para paliar la precariedad de su economía, especialmente luego de 1829,
el Libertador Simón Bolívar, instituyó la Feria de Loja.
Del Gobierno Federal de Loja de 1859, se originaron importantes
instituciones para atender sus necesidades, así la Corte Superior de Justicia,
la Diócesis de Loja, la Universidad Nacional de Loja, en fin hechos
trascendentales que nos conceden honor y grata recordación.
Del cultivo de las letras y artes, la ciencia y los oficios en Loja,
tenemos innumerables muestras dejadas por
distinguidos y talentoso maestros que han dado especial blasón en lo cultural y
musical; prestigiosos jurisconsultos, que han poblado las Cortes Supremas de
Justicia en lo nacional y las Cortes Superiores de Justicia en lo provincial,
galenos de gran reconocimiento, artesanos de habilidades prodigiosas, en fin
muchísimo talento y distinción.
Loja se yergue majestuosa en el concierto nacional de las ciudades andinas,
ciudad universitaria que debe mantener y continuar con su bien ganado prestigio,
con mujeres y hombres honestos, profesionales salidos de las aulas de sus
universidades, especialmente de la sesquicentenaria, por ser la primera en ver
la luz en el sur, la Nacional de Loja, dedicados a elevar su pensamiento,
eliminar las lacras de la sociedad, forjando el pensamiento y cultura
ecuatorianos, con capítulos especiales para sus luchas sociales y
lamentablemente con las obvias presencias diminutas de ciertos elementos,
aquellos que nunca faltan y que resultan imprescindibles para sazonar la
historia.
Honor y gloria a Loja en este nuevo aniversario de su independencia.
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