Segundo Fidel Maldonado Tapia
segundofidelmaldonado@gmail.com
La conquista española a los pueblos originarios de América trajo las
costumbres, tradiciones, religión, organización estadual y demás circunstancias
de los españoles, con lo cual se pretendió desaparecer la cultura nativa, la
misma que pese a las campañas, sangrientas en varios casos, no resultó así y
nuestros pueblos mantienen de alguna forma sus formas de vida, tradiciones y
cultura, con modificaciones y alteraciones, consecuencias de más de 400 años de
coloniaje.
En Loja de Ecuador, la influencia española, como en toda la América
sometida por los ibéricos, desde su nombre es un símil de su actual fraterna
Loja de España, en la que el rito y creencia religiosa se impuso, trayéndonos
el cristianismo y sus celebraciones, así perdura la devoción hacia San
Sebastián, nombre con el que se identifica a una de sus más grandes y antiguas
parroquias urbanas, en el sur de la ciudad, sector característico en el cual residen
distinguidas familias, connotados establecimientos educativos, prósperos
asentamientos urbanísticos y lógicamente su sector productivo agropecuario.
En el
transcurrir del tiempo afronta diversos fenómenos naturales hasta que “En 1660,
la ciudad de Loja, fue consagrada a San Sebastián con el fin de evitar la
destrucción por los terremotos”.[1] Desde esa fecha es el Patrono Jurado de Loja.
En el mismo sitio de la red internet se
indica que “San Sebastián es un santo venerado por la Iglesia Católica y la Iglesia Ortodoxa. Fue soldado del ejército romano y del emperador Diocleciano, quien -desconociendo que era cristiano- llegó a nombrarlo jefe de la
primera cohorte de la guardia pretoriana imperial.- Vida y muerte.- Nació en Narbona (Francia) en el año 256, pero se educó
en Milán. Cumplía con la disciplina militar, pero no
participaba en los sacrificios paganos por
considerarlos idolatría. Como cristiano, ejercitaba el apostolado entre sus compañeros, visitando
y alentando a otros cristianos encarcelados por causa de su religión. Acabó por
ser descubierto y denunciado al emperador Maximian (amigo de
Diocleciano), quien lo obligó a escoger entre poder ser soldado o seguir a Jesucristo.- El santo escogió seguir a Cristo. Decepcionado, el emperador le amenazó
de muerte, pero Sebastián se mantuvo firme en su fe. Enfurecido, le condenó a
morir asaeteado. Los soldados del emperador lo llevaron al estadio, lo
desnudaron, lo ataron a un poste, y lanzaron sobre él una lluvia de saetas,
dándolo por muerto. Sin embargo, sus amigos se acercaron y, al verlo todavía
con vida, lo llevaron a casa de una noble cristiana romana llamada Irene esposa
de Cástulo, que lo mantuvo escondido y le curó las heridas
hasta que quedó restablecido.- Sus amigos le aconsejaron que se ausentara de Roma,
pero Sebastián se negó rotundamente. Se presentó ante el emperador, quien,
desconcertado, lo daba por muerto, y le reprochó enérgicamente su conducta por
perseguir a los cristianos. Maximian mandó que lo azotaran hasta morir, y los
soldados cumplieron esta vez sin errores la misión, tirando su cuerpo en un
lodazal. Los cristianos lo recogieron y lo enterraron en la Vía Apia, en la célebre catacumba que lleva
el nombre de San Sebastián. Muere en el año 288”[2].
La tradición anual del traslado de la imagen del santo hacia la Iglesia
Catedral con la presencia y asistencia del Cabildo Municipal y jerarquía
católica en pleno (el 19 de enero), las honras eclesiásticas y su retorno el 20
de enero al templo de su residencia habitual, conlleva todo un festival, el
Festival del Dulce, que al decir con añoranza de los moradores de edad
avanzada, ha suplido en algo la anterior
fiesta que alegraba al sector como es la Feria del 8 de Diciembre, que propiciaba
se conozcan los avances artísticos, culturales, comerciales, artesanales de la
zona.
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