Segundo Fidel
Maldonado Tapia
segundofidelmaldonado@gmail.com
En la historia de la humanidad existen registros de
la preocupación por medir el tiempo, darle significado e interpretación a las
cuestiones cotidianas y de trascendencia, mediante la señalización en el tiempo
de esos hechos para lo cual se establecieron los calendarios, muchos ligados a
la ritualidad, los ciclos naturales, ciclos lunares, en fin, de ahí la
nomenclatura por años, meses, días que posibilitan ubicar en el tiempo-espacio
los acontecimientos que merecen recordación.
Esta calendarización ha permitido tener en cuenta
el tiempo transcurrido, lo que sucede en el presente y las prevenciones que
pudieran asumirse para el tiempo futuro.
Cada grupo humano o civilización fijaron de alguna
forma los referentes para diferenciar los tiempos, recordar fechas y establecer
vínculos con hechos y sucesos de los ancestros, con las predicciones de
posibles acontecimientos que podrían o no presentarse en un determinado
momento.
En América los pueblos originarios se regían por un
calendario ligado a las actividades agrícolas y a los ciclos lunares, dando
majestuosidad a la Allpa Mama (Madre Tierra) t a la Pacha Mama (Universo),
ponderando la importancia de la naturaleza, el tiempo, el ser humano y al
futuro.
En la actualidad nos rige el calendario gregoriano,
conforme a las disposiciones religiosas, donde predominan las celebraciones
cristianas, recordación de hechos relacionados con sus santos y épocas anuales,
que se impusieron a las celebraciones de los pueblos ancestrales de América,
para tratar de desaparecer todo vestigio de su cultura, pero que sin embargo
pese a las imposiciones todavía se celebra, en atención a los cambios cíclicos
de las cuestiones naturales, la influencia de los astros y sus manifestaciones.
Los pueblos ancestrales tenían y tienen bien claro
los cambios estacionales que occidente ha denominado solsticios y equinoccios,
las mareas y la influencia lunar en las actividades agrícolas para la siembra,
podas, cosechas, en fin una proyección y planificación que los permitía
realizar y prever sus vidas conforme a lo natural de los movimientos de los
elementos.
Hace poco revisaba un planteamiento relacionado con
la estructura del calendario cívico, festivo, ecuatoriano, con la aceptación de
ser una sociedad plurinacional, reconocida por el Estado y su Constitución,
pero que no refleja la incorporación de las fechas de recordación como: “la
fecha del asesinato de Atahualpa, el 29 de agosto de 1533; los asesinatos de
Rumiñawi, Zopozopanki Kinpalinpo; Rasu Rasu; Kiskis, Kalikuchima en diciembre de
1534; el día de Jumanti (Kichwa de la Amazonía) por las rebeliones de 1578; el
día de Kirupa (Shuar) por las rebeliones de 1599; la recordación de las
rebeliones realizadas en las provincias
de Pichincha, Imbabura en 1777; Mayo 18 día de la unidad del pueblo
Kichwa, por la revolución de Tupac Amaru de 1781; Asesinato de Fernando
Daquilema en 1872; día de las nacionalidades y pueblos del Ecuador, junio 4 por
el Levantamiento Nacional de 1990.”[1]
[1] Ariruma Kowi.- Quito 7 de enero de 1999.- http://www.explored.com.ec/noticias-ecuador/por-un-calendario-civico-plurinacional-106064.html
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