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lunes, 4 de enero de 2016

RETORNEMOS HACIA LA ESPIRITUALIDAD



 Con retraso publico esta cuartilla que debió salir antes de la navidad, pues la escribí el 21 de diciembre/2015. 
Segundo Fidel Maldonado Tapia

Decir navidad en el ámbito latinoamericano es hablar de consumismo, por la costumbre, la tradición, en fin, de regalar y hacerse presente con la familia y las amistades, sin embargo esa actividad en el 2015, tiene sus limitaciones, puesto que la crisis socioeconómica por las diferentes incidencias de los mercados internacionales que repercuten en lo nacional y local, dada la baja del precio del petróleo, las salvaguardias dispuestas por el gobierno nacional, la falta de circulante, los índices de desempleo, subcupación, ponen a los hogares en economía de austeridad.

“Debido al encarecimiento de algunos bienes importados por las salvaguardias y la desaceleración económica, este año los ecuatorianos tendrán una menor capacidad de consumo para esta festividad. “Estamos pasando por una situación económica bastante difícil, el incremento de precios de bienes y servicios hace que se afecte la capacidad de compra de los ecuatorianos. Además, la decisión del Gobierno de mensualizar el décimo hizo que muchos ecuatorianos, para mejorar sus ingresos, utilizaran los recursos extra que pudieron tener en diciembre”, dice el analista Marcelo Vásquez.- Esto explica que este año la intención de entregar regalos muestre una tendencia a la baja, según el último estudio de la consultora Eureknew. La encuesta muestra que en el 2013, el 60% de ecuatorianos dijo que sí entregaría regalos en Navidad, en el 2014 la cifra pasó a 56% y para este 2015, bajó a 48%.”[1]

Sin embargo, los padres de familia, habremos de dosificar el gasto, no es tiempo de bonanza y no es conveniente precipitarse con endeudamientos que solamente satisfacerán situaciones momentáneas.  El tamaño, costo y ampulosidad de un obsequio no es la medida del afecto que profesamos hacia nuestros seres queridos y amistades.

La espiritualidad debe primar, así lo han enunciado los guías de la religiosidad, puesto que navidad no es el regalo, ni lo que gastemos en su adquisición, es una oportunidad para retornar los ojos hacia la interno de la familia, el compartir los efectos materiales para potenciar los intangibles como son la caridad y el amor.  Casi todos coincidimos en que no hay lugar para la ostentación en la media de los hogares, sino que valoremos lo cierto  de contar con nuestra familia para sustentar las posibles circunstancias del próximo año, que al decir de analistas demandará de mucho esfuerzo y sacrificio.

Hagamos pues de  esta navidad un derroche de amor, de afecto para con padres, cónyuges, hijos y demás familiares, para que en los días posteriores no lamentemos por las imprudencias y falta de visión, que nos asfixien económicamente y llenen de zozobra los días venideros.

Desde esta columna formulo los más sinceros deseos porque pasemos estos días con mucha reflexión, deseos realizables de abundar en la dedicación a nuestros seres queridos, puesto que si el Salvador del mundo vio la luz en un pesebre, ello es una muestra de humildad cuya práctica nos hará verdaderamente grandes.  Feliz Navidad.


[1] http://www.elcomercio.com/actualidad/navidad-austera-economia-salvaguardia-negocios.html

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