Con retraso publico esta cuartilla que debió salir antes de la navidad, pues la escribí el 21 de diciembre/2015.
Segundo Fidel Maldonado Tapia
Decir navidad en el ámbito latinoamericano es hablar de consumismo, por la
costumbre, la tradición, en fin, de regalar y hacerse presente con la familia y
las amistades, sin embargo esa actividad en el 2015, tiene sus limitaciones,
puesto que la crisis socioeconómica por las diferentes incidencias de los
mercados internacionales que repercuten en lo nacional y local, dada la baja
del precio del petróleo, las salvaguardias dispuestas por el gobierno nacional,
la falta de circulante, los índices de desempleo, subcupación, ponen a los
hogares en economía de austeridad.
“Debido al encarecimiento de algunos bienes importados por las
salvaguardias y la desaceleración económica, este año los ecuatorianos tendrán
una menor capacidad de consumo para esta festividad. “Estamos pasando por una
situación económica bastante difícil, el incremento de precios de bienes y
servicios hace que se afecte la capacidad de compra de los ecuatorianos.
Además, la decisión del Gobierno de mensualizar el décimo hizo que muchos
ecuatorianos, para mejorar sus ingresos, utilizaran los recursos extra que
pudieron tener en diciembre”, dice el analista Marcelo Vásquez.- Esto explica
que este año la intención de entregar regalos muestre una tendencia a la baja,
según el último estudio de la consultora Eureknew. La encuesta muestra que en
el 2013, el 60% de ecuatorianos dijo que sí entregaría regalos en Navidad, en
el 2014 la cifra pasó a 56% y para este 2015, bajó a 48%.”[1]
Sin embargo, los padres de familia, habremos de dosificar el gasto, no es tiempo de bonanza y no es conveniente precipitarse con endeudamientos que solamente satisfacerán situaciones momentáneas. El tamaño, costo y ampulosidad de un obsequio no es la medida del afecto que profesamos hacia nuestros seres queridos y amistades.
Sin embargo, los padres de familia, habremos de dosificar el gasto, no es tiempo de bonanza y no es conveniente precipitarse con endeudamientos que solamente satisfacerán situaciones momentáneas. El tamaño, costo y ampulosidad de un obsequio no es la medida del afecto que profesamos hacia nuestros seres queridos y amistades.
La espiritualidad debe primar, así lo han enunciado los guías de la
religiosidad, puesto que navidad no es el regalo, ni lo que gastemos en su
adquisición, es una oportunidad para retornar los ojos hacia la interno de la
familia, el compartir los efectos materiales para potenciar los intangibles
como son la caridad y el amor. Casi
todos coincidimos en que no hay lugar para la ostentación en la media de los
hogares, sino que valoremos lo cierto de
contar con nuestra familia para sustentar las posibles circunstancias del
próximo año, que al decir de analistas demandará de mucho esfuerzo y
sacrificio.
Hagamos pues de esta navidad un
derroche de amor, de afecto para con padres, cónyuges, hijos y demás
familiares, para que en los días posteriores no lamentemos por las imprudencias
y falta de visión, que nos asfixien económicamente y llenen de zozobra los días
venideros.
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