Segundo Fidel Maldonado Tapia
En la presente semana, la tercera del mes de diciembre, se cumplen 185 años
de la desaparición física del Libertador Simón José Antonio de la Santísima
Trinidad Bolívar y Palacios, el Padre de la Patria que con su inspiración
heroica y entrega a la causa de la liberación de América, legó para la
posteridad la presencia de cinco naciones que nacieron luego de que se
emanciparan de ser colonia de España.
De acuerdo con los datos históricos la frase “Ha muerto el Sol de Colombia” se atribuye al General Mariano Montilla,
quien con su espada cortó el cordón del péndulo que marcaba la hora, eran la
una de la tarde, tres minutos cincuenta y cinco segundos del 17 de diciembre de 1830, moría Bolívar,
víctima biológica de enfermedad pulmonar, pero ante todo víctima de la
deslealtad, traición, lo que afecto profundamente sus facultades, según
criterio del médico francés Alejandro Próspero Reverend, contratado por
Montilla, sin embargo de haberse negado rotundamente a cobrar honorarios.
En sus últimos momentos le acompañaron un puñado de amigos: “… los
generales Mariano Montilla, José María Carreño, José Laurencio Silva, José de
la Cruz Paredes, el coronel Belford Hinton Wilson, Juan Glenn, el Capitán
Andrés Ibarra, Lucas Meléndez, José María Molina, Joaquin de Mier, el doctor
Manuel Pérez Romero, el doctor Próspero Reverendo, Manuel Ujueta, el notario
José Catalino Noguera, su sobrino Fernando Bolívar Tinoco y su mayordomo José
Palacios” [1]
Murió en la Hacienda de San Pedro Alejandrino, de Santa Marta, propiedad
del español Joaquín de Mier y Benítez,
quien ofreció su casa para que se recupere de sus males.
“Aunque la muerte de Simón Bolívar podía parecer el fin de un hombre con
mucha historia, no fue así ni mucho menos. Miles de historias y leyendas sobre
la persona lo convirtieron en personaje histórico. Tal es así, que hasta la
fecha se conocen libros, canciones y cuentos, incluso algunos se destinaron a
públicos infantiles como es el caso del "cuento de Simón Bolívar
adaptado a los más pequeños" escrito por la novelista María Recrea. Estos textos son la viva
esencia de la magnitud que alcanzo Simón con sus actos en vida.- Por otro lado, es muy común encontrar por
todo el mundo plazas y calles en nombre a Simón. Claro homenaje a una persona
luchadora.”[2]
Hechos como estos, me refiero a las circunstancias de la muerte, grandes
hombres y mujeres han debido soportar hasta los últimos instantes, la
naturaleza de la humanidad, el no reconocer las bondades y sacrificios de sus
prominentes personajes, que dejan este mundo en condiciones muy modestas, pero
con una trascendencia que persiste en el tiempo y las distancias.
Sea la fecha un motivo más para evocar los costos e inmolaciones de las
luchas de los pueblos, para tener siempre viva en la memoria las augustas
acciones de quienes nos precedieron dejando una estela ejemplar de vida al
servicio de sus semejantes y de su patria.
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