LO QUE DEMANDA LA SOCIEDAD
Lunes, 01 de abril de 2019
Segundo Fidel Maldonado Tapia
A pocos días de haberse efectuado el sufragio popular y el escrutinio
correspondiente de lo cual ya se tienen resultados en las elecciones para
gobiernos seccionales en todo el Ecuador, esto cuando la ciudadanía se ha
expresado en las urnas para renovar a sus autoridades en las Juntas
parroquiales, gobiernos municipales y provinciales, luego del primer impacto en
ganadores y en perdedores de la confianza del pueblo, es conveniente y hasta
obligatorio, que con serenidad se mire hacia el futuro inmediato, mediato y de
largo plazo, pues de lo que se haga o se deje de hacer aquí y ahora, serán los
resultados que como consecuencia nos lleguen con proximidad de forma inexorable
a todos los ecuatorianos.
Las elucubraciones acerca del futuro son inquietantes, pues socialmente los
resultados implican acciones y soluciones prácticas a las problemáticas expuestas
y que afectan muchas de ellas por largo tiempo a la ciudadanía, problemáticas
que fueran analizadas pormenorizadamente en la campaña y constantes en los
planes y programas de los candidatos, y que ahora son de irrestricto
cumplimiento para los ganadores.
Políticamente se desarrollan cálculos y aproximaciones, sin descartar los
posicionamientos tradicionales o de última hora que conforme a las
conveniencias, dirigentes y pueblo, tomemos respecto del nuevo rumbo o
dirección que asuman los ungidos, lógicamente para satisfacer a sus seguidores,
militantes, activistas, oportunistas y triunfalistas, que no faltan en las
contiendas electorales, en las que el pueblo siendo mayoría no tiene
compromisos
La región amazónica ecuatoriana, con su riqueza y potencial de desarrollo,
reconocido en estudios y documentos nacionales e internacionales, debe asumir,
de la mano de sus autoridades, con la participación plena de la sociedad, en
concordancia con las demandas de los nuevos tiempos y en cumplimiento de las
ofertas de campaña, la realidad de administrar la cosa pública, sin rasgo
alguno de discriminación, xenofobia, ni antagonismos utópicos que nos dispersan
y alejan del desarrollo.
El pueblo ya no cree ni se esperanza en propuestas ilusorias, requiere en
la práctica, de forma real y efectiva, que se plasmen los enunciados de
campaña, tampoco aceptará las explicaciones o pretendidas justificaciones en
que el presupuesto está hipotecado por los anteriores administradores, que no
hay recursos y recién hay que iniciar las gestiones para obtenerlo. No, señores
no, la ciudadanía es una veedora permanente no de los presuntos atracos e
irresponsabilidades, sino que exige soluciones a sus problemáticas, se hace o
no se hacen las obras, se fiscaliza o no las administraciones; se atiende o
no a las exigencias de las comunidades,
se tiene claridad en los objetivos o se diluyen en teorías y socializaciones de
las que se abusó en lapsos recientes y que a nada nos han conducido en los
últimos tiempos.
Los que terminan sus mandatos y los que asumen nuevos periodos deben
responder con veracidad, idoneidad, responsabilidad, honestidad y transparencia
la realidad de sus acciones y aceptar con pundonor el peso de sus omisiones.
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