Editorial para Radio Orquidea 98.5 FM, de la ciudad de El Pangui, Zamora Chinchipe
24 de junio de 2021
Con la publicación en el Registro Oficial Suplemento 303 de 19 de octubre de 2010, se puso en vigencia el Código Orgánico de Organización Territorial -COOTAD-, y la última modificación vigente data del 21 de junio de 2021, es decir de hace pocos días, instrumento jurídico en el que atendiendo a lo que rige en la Constitución Política del estado ecuatoriano, se establece que su ámbito corresponde a “la organización político-administrativa del Estado ecuatoriano en el territorio: el régimen de los diferentes niveles de gobiernos autónomos descentralizados y los regímenes especiales, con el fin de garantizar su autonomía política, administrativa y financiera. Además, desarrolla un modelo de descentralización obligatoria y progresiva a través del sistema nacional de competencias, la institucionalidad responsable de su administración, las fuentes de financiamiento y la definición de políticas y mecanismos para compensar los desequilibrios en el desarrollo territorial.”
Este cuerpo legal manda que uno de los objetivos de la Ley enmarcada en el Código Orgánico de Organización Territorial -COOTAD-, es: La profundización del proceso de autonomías y descentralización del Estado, con el fin de promover el desarrollo equitativo, solidario y sustentable del territorio, la integración y participación ciudadana, así como el desarrollo social y económico de la población; lo cual aparte del fiel cumplimiento de parte de todos los ecuatorianos, en los momentos actuales se vuelve de imprescindible acción práctica, pues apenas se inicia la reactivación socio económica luego de paliar las circunstancias vividas por la pandemia mundial del COVID 19.
La población mundial entre la que se encuentra la nuestra, luego de la crisis, los angustiantes momentos de ver desvanecer o extinguirse la salud, sus emprendimientos, empresas, negocios, el trabajo y la propia vida en general por las consecuencias de las restricciones obligadas para evitar el colapso y la muerte de la mayoría de la humanidad, con ese espíritu de renacer, de rehacerse en medio de la adversidad, busca las formas de retomar la normalidad, de reavivar las fuentes de trabajo, de contar con ingresos para atender la demanda de satisfacer las necesidades básicas para la familia, como los alimentos, el techo para cobijarse, recuperar la salud, en fin volver a contar con una fuente de ingresos estable para sus necesidades, es decir nos encontramos ante un reto ineludible de levantarnos y seguir adelante, pues el aforismo de que “Caer está permitido, no es lo importante, sino que levantarse es una obligación”, es el imperativo, la orden para cada componente social.
La humanidad a través de la historia lo ha demostrado, que luego de la angustia viene la alegría, que luego de la tempestad vuelve la calma, y este es el momento y la hora, lo que se llaman las oportunidades, es decir la “Circunstancia, momento o medio oportunos para realizar o conseguir algo”, cuando todos estamos con ese ímpetu de trabajar para alcanzar el bienestar y el progreso.
Retomando el inicio de esta opinión, ahora es cuando los responsable de la conducción administrativa de las instancias de gobierno en el territorio, aplicando la Ley, practicando la equidad y solidaridad, que compensen las situaciones de injusticia y exclusión existentes entre las circunscripciones territoriales, se prueben ante el reto de levantar sus conglomerados sociales, de la mano del gobierno central con los aportes financieros que les corresponden y obviamente del apoyo y voluntad de la ciudadanía y sus actividades particulares, para retomar el camino del progreso.
¿Cómo hacerlo? Pues acudiendo a las iniciativas para impulsar la creatividad y esfuerzos ciudadanos, con visión de ayudar, sin acudir a la limosna con los llamados bonos, sino a estimular los esfuerzos, así tenemos las ferias, exposiciones, exhibiciones, las ruedas de negocios, como sitios de promoción para los productores y los sitios para hacer economía familiar, para potenciar el camino hacia lo grande, donde el ciudadano pueda encaminarse a la asociatividad para la micro empresa, los micro emprendedores hacia la pequeña y mediana empresa, y éstos a su vez hacia la industrialización; acompañados de los Gobiernos Autónomos Descentralizados, con la tutela y apoyo del gobierno nacional, enlazados con los otros componentes de la sociedad destacados en la capacitación y la formación profesional, es decir la educación para la correcta aplicación de las tecnologías de la información y comunicación, bajar el conocimiento de diversas tecnologías hacia la comunidad, al ciudadano, sin egoísmos ni afán de lucro, sino de cooperación solidaria que fomente la reciprocidad social. Que haya una real y práctica regulación de precios. Que la movilidad humana y de carga, con los productos del esfuerzo humano, los frutos de la tierra y de su intelecto, tengan un trato adecuado, donde existan beneficios mutuos, equitativos, para transportistas y usuarios. En fin hay mucho por hacer. Somos ricos en materias primas y en habilidades transformadoras, ahí el reto, he ahí la nueva historia.
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