Editorial para Radio Orquidea 98.5 FM de El Pangui en Zamora Chinchipe
Estamos viviendo en el Ecuador los primeros días de un nuevo gobierno, etiquetado como de derecha, neoliberal, conservador, en fin, como solemos calificar con nuestro latinismo a personas, hechos y circunstancias, de lo cual obviamente el mejor terreno para ello es el político, donde los “ismos” son abundantes. Se acomodan fácilmente a los vaivenes de la vida nacional, y no solamente las expresiones literarias sino también las conciencias de muchos ciudadanos que deambulan muy campantes de movimiento en movimiento, de partido en partido, de camiseta tras camiseta, todo para ser parte de los comensales del gobierno que, gracias a nuestra democracia, debe asumir cada cierto lapso la conducción del país.
Hasta el 24 de mayo de 2017 fueron Correistas de pura cepa, como dice el argot popular; advino el gobierno de Moreno y en medio de las discrepancias del nuevo régimen con sus patrocinadores y auspiciantes, se mostraron más morenistas que el propio Lenin y fueron y son parte de los convidados de ese gobierno; y, ahora con el viraje socio político a un nuevo régimen ya tienen otra tonalidad, en lo del color y en sus comensalías, ahora son y serán más Lascistas que los fundadores del movimiento CREO. Esa nuestra realidad, esa nuestra idiosincrasia.
Lo que si no cambia es la posición y ubicación del pueblo – pueblo, en la última rueda del coche, como dice nuestra gente, pues con ismos e istas de cualquier tendencia, tonalidad e inclinaciones, debemos seguir trabajando como siempre, para nuestro propio sustento, el de nuestras familias y por supuesto para sostener al gobierno de turno en la conducción del Estado nacional, pagando los impuestos de siempre, los nuevos y los que nos impondrán desde el nuevo Gobierno. Esa la tónica, esa nuestra realidad.
Frente a todo este panorama, tenemos y mantenemos la esperanza, de que en el horizonte siempre hay destellos de luz que nos brinden bienestar, paz, progreso, buena convivencia social, que haya la lucidez y prudencia para que quienes están en la conducción política ecuatoriana, que gobiernen para sus representados, sus votantes y los que no les dieron el voto, pues todos seremos afectados o beneficiados; y, como dice la enseñanza del cuento de la gallina de los huevos de oro, no es conveniente matar a la gallina para encontrar la veta de donde saca el oro, sino que se mantenga viva, y continúe entregando los preciados frutos.
En este ámbito, una vez que estamos por superar la pandemia mundial, es imperativo que haya la seguridad sanitaria para ejercer las profesiones, los oficios y las actividades diarias, ello es demandante, de obligación, que la solidaridad y reciprocidad se manifiesten en todos los órdenes y niveles socioeconómicos de nuestra realidad. Solo el pueblo salva al pueblo, dice un aforismo popular, y ello es cierto, pues de la comprensión solidaria de los esfuerzos y sacrificios de los creadores de riqueza, mujeres y hombres, quienes han soportado y mantenido al límite sus pequeños negocios, micro emprendedores, debemos manifestarles y en la práctica darles nuestro apoyo, no moral que es inasible, sino en la práctica, adquiriendo, comprando, consumiendo su producción. Dejar por un lapso la ostentosa vanidad de ir al Super, al Maxi, al Mall, y acudir a los pequeños negocios, donde nuestros vecinos, amigos y conocidos proponen y exponen su producción, sus manufacturas artesanales, sus comidas, sus confecciones, sus habilidades y emulemos a los mexicanos que de alguna forma practican aquello de que primero es lo nuestro, segundo lo nuestro y tercero lo nuestro.
Sólo así veremos renacer la economía, apoyando al micro, al pequeño empresario, productor y emprendedor, es a ellos a los que podemos acudir en busca de un empleo, apoyo y comprensión, pues su inversión se queda entre nosotros, el dinero que circula, aquí y ahora, apoya en algo a todos, no así con las grandes empresas y negocios, hasta transnacionales, que como solo hablan y tratan de números altos y mayores, sus inversiones van hacia los grandes mercados, no pierden su tiempo con minoristas y simples ciudadanos.
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