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sábado, 10 de marzo de 2012

Oración Fúnebre por la muerte de AURIO BOLIVAR MALDONADO SAVEDRA




ANTE TU SEPULTURA:

Aurio Bolívar:
Desde tan lejos y con un gran charco que por difíciles circunstancias nos separa corporalmente, su hijo Miguel Eduardo, su hija política Narcisa Ochoa Mendoza y su nietos Francis y Anaí Maldonado Ochoa, queremos despedirnos de Aurio Bolívar Maldonado Saavedra, aquel hombre que con sabiduría estuvo allí, aconsejando con sus palabras con su silencio a sus vástagos; despedirnos de cómo en su día los comparé de “El Guayacán”, que co su dureza por el duro de bregar que le tocó atravesar en esta vida y tan noble madero con que su corazón prodigó con ejemplos de amor para sus congéneres.  Esto es un hasta pronto padre mío, que Dios bendito te acoja en su seno, quiero agradecerte por ser quien y como fuiste, por tus enseñanzas, te has adelantado en este sendero y sé que donde estás nos miras y que no te olvidas de ninguno de nosotros tus hijos, tus simientes; te pido que desde allá nos sigas cobijando con tu sombra, nos guíes por el buen camino y nos mantengas unidos con tu recuerdo.

Pamplona, España, 7 de marzo de 2012.


Querido Papá:
Tu alma fluirá cual cascada cristalina hacia el eterno.  Se reunirá con tus a migos a cantar bonitas melodías.  Se juntarán nuevamente el rondador de Julio Moreno, la guitarra de Marco Tulio Abad, la trompeta de Luis Darío, el saxo de Luis Guaya, el piano del Padre Carlos Miguel Vaca Alvarado.  El Fa, Do, Sol de Luis “El Potolo” Valencia, escucharemos nuevamente y las almas nobles como la suya, Papi, reverdecerá para decir de nuevo: “Los ojos que aquí me miran, son los de Pablo Neruda, plasmado armoniosamente en tus Cóndores Dormidos, otra vez escucharemos el azucarilla, azucarilla Monterrey en el Teatro Universitario Bolívar en uno de los últimos Festivales de la Pluma y la Lira Lojanas.

Adiós Lojano Ausente, Adiós Aurio Bolívar, el Pasillo Digna te recordará por siempre.



Padre Querido:

Gracias a Dios por la vida, gracias a ti Padre, por dárnosla. 

Quien hubiera sabido que si viste la luz en nuestra Loja, aquel 29 de septiembre de 1930, el Hacedor de toda existencia y las cosas, habría de llamarte el 6 de marzo del 2012.  Por eso hoy cuando tus ojos se han cerrado y tu cuerpo inerte regresa a la tierra, evocamos a tus padres, nuestros abuelos: Luis Darío Maldonado y Rosa Filomena Saavedra, a Dolores, Jovita y Pedro Alberto, los tíos paternales que disfrutaron tu infancia, niñez, juventud y la vida misma.

Las bancas escolares de la Escuelita de los Hermanos Cristianos, las aulas del colegio La Dolorosa y los Libros, patios, pasillos de la Facultad de Jurisprudencia con su Escuela de Derecho de nuestra Universidad Nacional de Loja, tienen la estela de tu voz, tus juegos y vivencias.

Hoy nos quedamos acá en la morada transitoria, tu esposa Digna María con tus hijos: Carlos Bolívar, Segundo Fidel, Aurea Patricia, Luis Fabián, John Paúl, Miguel Eduardo y Nelson Alberto, para dar testimonio de la tierra y la siembra generosa, de tu impulso, de tus sueños, ilusiones, y querencias.

Ya no están las Radios: “Coro Santa Cecilia”, Nacional Progreso,  Loja, Ondas Castellanas, Radio Nacional del Estado filial Loja, ni Fantasía Estéreo para dar testimonio de tu inspiración y sentimientos, ya no van más los programas histórico-literarios, patrióticos y musicales, ni tampoco los informativos.   Como todas las cosas, atrás quedaron los periódicos: Baluarte Juvenil, El Velasquista, La Opinión del Sur, El Volante, La Frontera, El Mundo, El Siglo y Libertad.  Pasado son también las Revistas La Salud y Ciudad de Loja en los que escribiste, divulgando emancipación, rescatando los valores, pregonando dignidad y apego hacia el bien comunitario.    Qué efímera es la existencia.  Qué profundos los recuerdos. Que corta la palabra pero qué larga nos queda tu ausencia.

Tantas acciones y obras, realizadas para devengar el pan para conquistar lo modesto de la vida, qué lejos hoy vemos el ejercicio docente en el Liceo de Loja,  la Secretaría de Nóminas y Jefatura de Trabajos del Consejo Provincial de Loja, las Secretarías de la Tesorería Municipal de Loja y de la Unidad Ejecutora del Canal de Riego de Macará de la Junta de Recuperación Económica de Loja y Zamora Chinchipe; también son pasado las exposiciones y exhibiciones con tus creaciones de las ferias septembrinas,  la Promoción de la Pequeña Industria en Loja del Ministerio de Previsión Social y Trabajo.  Distantes están la Comisaría Provincial de Salud de Loja; la Subdirección de Radio Nacional del Estado en Loja y otras tantas actividades.

Hoy quedan en la memoria de los pocos coetáneos y sus descendientes, las vibrantes participaciones políticas, las campañas proselitistas, los sonidos de altoparlantes y la arenga patriótica de los años pasados.  También los emocionados versos para el buen decir con la música,  ensalzar memorias, resaltar bellezas y destacar los sentimientos. 

Hoy descansas, se apagaron para ti las emisiones radiales y se agotó la tinta de tu pluma ejemplar al servicio de tu columna: La Voz que No Olvidaremos.

Gracias Padre por la vida, emprendiste el vuelo de los cóndores hacia los cielos de la eternidad, con humildad aceptamos y nos resignamos  a tu ausencia. Hágase la voluntad de Dios.
En nosotros, tus hijos y descendientes, están los genes del honesto desempeño, el saber caminar con dignidad por la vida, la frente en alto y la voz en firme, cultivando los valores que ejerciste y que nos señalarán en lo que nos queda de vida, pero que permanecerán en tus generaciones: la lealtad con el pensamiento propio y las ideas, la perseverancia y lucha diarias por la dignidad; el no arrodillarnos nunca ante la inequidad  e injusticia, el saber que nuestro pan lleva la huella indeleble de la honestidad, para abrazar con entusiasmo la buena amistad y fraternidad.

Gracias a ustedes familiares y amigos, estos momentos nunca los olvidaremos, siempre estarán en la gratitud de los Maldonado Tapia y su progenie.

Hasta siempre, Aurio Bolívar Maldonado Saavedra.

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