Continuamos junto al tiempo que pasa y no retorna, como juez implacable, en estos días en que la historia del Ecuador no se detiene, han sucedido muchos hechos y circunstancias importantes para la vida de los ecuatorianos y sus instituciones, así como de su democracia y políticas, con relevantes acontecimientos como un cambio de gobierno y de parlamentarios, así sea con una reelección, las visitas de íconos de la vida internacional, hechos del deporte que acompaña el quehacer de los connacionales en fin, varios temas para abordar y no menos importantes acápites de la vida local.
Se hizo la transmisión del mando, concluyendo el periodo complementario de 18 meses del gobierno anterior y la instalación de un nuevo periodo completo de cuatro años, confiado por la via de las urnas al mismo gobierno que completó el lapso de transición. Singularidades de nuestra vida republicana para los gobiernos, que en los actuales momentos deben atender las demandas por seguridad, la guerra contra el narco terrorismo y narco política, para dar sostenibilidad a la vida productiva y construcción de bienestar; el combate a la corrupción que no ha culminado ni se ha extirpado de las esferas del gobierno, el fortalecimiento de servicios a la ciudadanía como la seguridad social, en fin, mucho que hacer, mucho para trabajar.
Lo acontecido en la Asamblea Nacional se veía venir, asumiendo lo aprehendido de los últimos gobiernos y tiempos, con la misma medicina aplicada en su momento, muchos hablan de karma, palabrita de moda para significar la máxima bíblica de que con la vara que mides serás medido, pasado el primer momento ya se vislumbran las acciones a tomar y las primeras reacciones, ante las primeras victorias del oficialismo, queda sin embargo mucho camino para recorrer en estos cuatro años. Ojalá sea equivocada la visión de que priman las aspiraciones individuales por encima del proyecto político, donde conocidas recalcitrantes figuras de gobiernos anteriores resultan nominadas para funciones en este nuevo gobierno, no por su peso político sino al parecer por otras razones, que el común de los ecuatorianos denomina como sin vergüenzas.
El hecho en si de la posesión y transmisión del mando fue un acontecimiento mundial, pese a los agoreros de que las ausencias de representaciones serían el común, la presencia de más de 90 delegaciones del mundo, nos da la idea de la aceptación al nuevo gobierno y obviamente dejan un esperanzador espacio de que lo que se viene será mejor para todos.
El mensaje presidencial a la fecha analizado por muchos politólogos nos muestra un ejecutivo con renovada presencia, proyección de seguridad y liderazgo, firmeza y convicción para lo que se propone hacer, con estilo propio, sin dar espacio a los tradicionales discursos con referencias a opositores y antagonistas, sin enumeración de acciones, sin listados de posibles obras, sino de líneas generales con nuevos contenidos, metas y propósitos por los que todo un pueblo mayoritariamente se pronunció, anunciando un cambio de estilos, objetivos, métodos y procesos, con visión joven en un mundo donde la dialéctica es lo cotidiano. Los ecuatorianos tenemos confianza en un nuevo convivir para el trabajo y prosperidad, con seguridad y sin corrupción, paz para vivir y disfrutar.
Retomando nuestro convivir local, hemos de asumir la responsabilidad personal y gubernamental, de que pasamos por un periodo de precariedad en la salud con enfermedades que ya no debería estar pero que están presentes como el dengue, la tosferina, las parasitosis, contribuyentes activos para la enfermedad mundial del hambre, pero con mentes y pensamientos puestos en alcanzar mejores días, donde la política y la representación en los gobiernos sean para servir, donde la autoridad, el funcionario y empleado pongan en acción lo que sin expresarlo debe darse, el servicio gentil, amable y desinteresado, honesto por los cuatro costados, construyendo la sociedad inmediata con criterios de buena vecindad y amistad.
Aprovechamos para saludar el aniversario trigésimo primero de la floreciente y querida parroquia de Pachicutza Bajo, jurisdicción política y geográfica del cantón El Pangui, celebrado con entusiasmo, alegría y con muestras del trabajo honrado, fecundo, prolífico, creador y dignificante de sus habitantes, con varios eventos y actividades que dan muestra de la dedicación agrícola, ganadera, con la belleza de sus mujeres y coraje de los emprendimientos de la zona, sus nativos y colonos, práctica saludable de los deportes con cuya fuerza vital se eleva ante el concierto provincial.
Pachicutza Bajo por su ubicación constituye la puerta de ingreso desde Zamora hacia la zona minera cuprífera más rica del Ecuador. Las muestras en feria de su variada producción contribuyen certeramente al progreso del sur y oriente ecuatoriano, especialmente de la parroquia cuyo nombre en lengua nativa se conoce como “piedra de afilar”. Formulamos los más fervientes votos porque el bienestar y progreso de Pachicutza Bajo, con el apoyo de autoridades y moradores, continúen elevando su presencia trascendente en Zamora Chinchipe.
Muchas gracias.