Publicado en Diario "Centinela" de Loja, el martes, 5 de agosto de 2014
Segundo Fidel Maldonado Tapia
Comenzó el
octavo mes del año y en la serranía y oriente, oficialmente es tiempo de
vacaciones, de ocio, pero ante todo de reflexión, pues coinciden el término del
periodo escolar, la culminación del año académico en establecimientos de
educación superior, con las vacaciones de los servidores públicos, un lapsus
para disfrutar de la familia y ¿por qué no? también para planificar, proyectar
los próximos meses y la vida misma.
Existen
momentos de disyuntiva y la juventud con plenitud de sus potencialidades, debe
asumir el reto luego de culminar su educación secundaria, de pasar a obtener un
trabajo, desempeñarse en los oficios aprendidos y otra parte a continuar
formándose en las aulas universitarias.
“La mejor
manera de predecir el futuro es crearlo por uno mismo”, dice el refranero
popular, y este es el tiempo de decidir, tenemos en términos generales, dos
grandes grupos en los bachilleres de este año: los que van a las universidades
y los que no van; hay alegría e incertidumbre pues se vienen o ya se han hecho
las pruebas para obtener un cupo, de estos las posibilidades igual se bifurcan,
los que alcanzaron cupo para las universidades públicas locales o cercanas y
los que deben migrar hacia otras ciudades, si cuentan con el apoyo familiar,
para formarse profesionales. En todos
los casos, con las decisiones que se tomen, se está creando el futuro o por lo
menos se lo prepara.
Existe otro
sector, el de aquellos que obtuvieron cupo, y que aspiraban a continuar
estudios en los claustros locales, pero que por haberse cerrado ciertas
carreras, o como se dice tratando de maquillar la decisión, se han suspendido
temporalmente las matrículas del primer año para ciertas opciones profesionales,
y al no contar con los recursos indispensables
para el sacrificio de la migración, deben optar por otras alternativas, que en
todo caso influenciarán en su decisión de vida, sí de la vida que continua y
que en complicidad con el tiempo, no da tregua ni tiene que ver con
suspensiones, pues se hace o no se hace.
En una ciudad
y provincia como la sureña Loja, donde las posibilidades de encontrar ocupación
sin titulaciones es harto difícil, no se diga para aquellos que no las
alcanzaron ni tienen las posibilidades cercanas de hacerlo, es un verdadero problema
la situación laboral, y la necesidad tornará, con ingenio, en positivos los
reveses que se afronten, sí pues cientos o miles de jóvenes deberán repensar
sus opciones, ya que no tenemos un fuerte componente empresarial, ni industrial
para pensar en encontrar un trabajo en el corto ni mediano plazo.
La
diversificación de la oferta formativa profesional, es una alternativa
académica para dejar las opciones tradicionales, saturadas hace rato en la urbe
capitalina provincial, pero si se restringe, se cierra, se suspende, o como
quiera decirse, el ingreso, se hace más difícil optar y hay que asumir la
decisión de caminar por los senderos tradicionales de las profesiones.
La reflexión
de estos días de vacaciones, es un imperativo para todos, los que acceden a la
formación profesional, los que se quedan, los que migran, los que
definitivamente no irán más allá; en una decisión de vida, de familia, de
futuro, en lo que las nuevas generaciones deben asumir un papel crítico, de
meditación y asertividad, para que la vida fluya, la realizaciones se cumplan y
las aspiraciones se concreten.
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