Segundo Fidel Maldonado Tapia
Llega otra navidad, la celebración del nacimiento y cumpleaños del hombre
que llegó para cambiar la historia de la humanidad y el destino espiritual de
mujeres y hombres, y nos encuentra tal cual es nuestra condición humana, con
imperfecciones y anhelos de cambios en lo conciencial y material, en lo
particular y comunitario, en lo personal y familiar, en fin una realidad de la
que cada cual tenemos nuestra propia apreciación y óptica.
Cada vez lo reiteramos, formulamos y tenemos los mejores deseos para que la
paz, reine en nuestras conciencias, familias, amistades, conocidas y semejantes
en general, esa paz que en otras latitudes del planeta resulta un bien del que
pocos disfrutan, muchos sufren, con presencia de la violencia entre las
naciones, grupos étnicos, en fin precarias condiciones de vida.
En ese orden tampoco podemos asumir una paz completa, pues la vida en la
sociedad muchas de las veces camufla situaciones de verdaderas guerras
internas, persecuciones, intranquilidad laboral, acciones atentatorias a la
estabilidad de empleados y obreros, falta de equidad, ostracismos dedicados, en
fin cuantos hechos y acciones diseñados por el intelecto humano para incomodar,
aplastar, pulverizar, desaparecer, atosigar a quienes no comparten las mismas
ideas, es decir piensan diferente, como la importante cantidad de denuncias que
tiene cierto rector universitario, a quien según sus antagonistas ya tienen
iniciada la cuenta regresiva para ser juzgado y sancionado de ser el caso, pero
que en todas las circunstancias tiene asuntos por los que responder en varios
órdenes.
Mientras tanto en la generalidad de los casos, por lo menos se vislumbran y
se manifiestan las buenas intenciones por la paz, la tranquilidad, muchas de
las ocasiones como un lema o frase clisé que no llegan a cumplirse, no son más
que buenos deseos, pero que en fin tratan de dar cierta tranquilidad a las
conciencias. En esta parte es bueno
recordar a todos que debemos mantener en alto nuestra dignidad y la de las
otras personas, pero mejor aún es la satisfacción intrínseca de las buenas
personas el no pisar la dignidad de los otros.
Los buenos
recuerdos afloran en estas fechas, para exponer una sonrisa, compartir lo
vivido, ya que como dice la expresión popular, el recuerdo es como la sal: en
la cantidad adecuada le da sabor a la comida; pero si se exagera, estropea el
alimento. Quien vive demasiado en el pasado, gasta su presente en recordar. Por ello debemos vivir aquí y ahora, el
pasado ya sucedió, no lo podremos arreglar nunca, y el futuro no llega todavía,
no sabemos cómo se va a presentar, lo que si sabemos lo que sucede en el presente,
que lastimosamente más pronto que tarde se convierte en pasado, si lo asumimos
como un obsequio de vida es nuestro presente.
Felicidad,
paz y confraternidad en la celebración navideña del 2014, lo deseamos y
sentimos con profundidad a todos nuestros allegados, a la familia, a los
amigos, a los compañeros de trabajo, a quienes hacemos la gran familia de
Diario Centinela, a nuestras autoridades y gobernantes, que en todos nazca la
dulzura y sentimientos más nobles, que todos tengamos un momento especial en el
corazón, con la pareja, con la familia, el hogar y el trabajo, para saber
compartir, y aceptar con sus diferencias las acciones humanas.
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