Segundo Fidel Maldonado
Tapia
En los últimos tiempos escuchamos, vemos y leemos
en los medios de comunicación social, impresos y electrónicos, los afanes de
justicia de uno u otro, persona o sector social, cada quien esgrimiendo sus
razones para obtenerla o que los Tribunales se la conceda, porque todos desde
su propia óptica les corresponde tener la justicia de su lado, bien por el
libre pensamiento, que se debe respetar por ser diferente, pero ¿cómo acertar
en el veredicto?
Justicia, nombre femenino, que se remite al
“Principio moral que inclina a obrar y juzgar respetando la verdad y dando a
cada uno lo que le corresponde.”, para ello tenemos desde tiempos lejanos por
no decir desde el inicio de la civilización, en mayor o menor grado, el
“Ejercicio y aplicación del derecho y de las leyes por parte de los tribunales
y los organismos judiciales.”, porque "por encima de todo deben primar la
justicia y la igualdad"[1].
De ahí tenemos otras derivaciones como el hacer justicia, que se acepta como el “Reconocer lo que corresponde a una persona
por sus méritos o valores. "Solamente espero que se me haga justicia…”, en
fin sinnúmero de posibilidades, pedidos, exigencias, rogatorios, súplicas,
hasta órdenes y mandatos.
“¿Qué es
justo y qué no? Difícil saberlo y definirlo. La justicia depende de los valores de una sociedad y de las creencias
individuales de cada persona.- El concepto tiene su origen en el término latino
iustitĭa y permite denominar a la virtud cardinal que supone la
inclinación a otorgar a cada uno aquello que le pertenece o lo concierne. Puede
entenderse a la justicia como lo que debe hacerse de acuerdo a lo razonable, lo equitativo o lo indicado por el derecho.- Cuando la sociedad “pide justicia” frente a un crimen, lo que hace
es pedir al Estado que garantice que el crimen sea juzgado y castigado con la pena que se
merece de acuerdo a la ley vigente.”[2]
Cientos de opiniones y argumentos se han emitido
para definir, justificar, apelar, hacer, no hacer, ratificar, rectificar, en
fin los asuntos en justicia de los que nos creamos asistidos. Las visiones que personalmente tengamos
debemos ejercerlas, en el diálogo y en las diferentes instancias creadas
estatalmente para ello.
Las opiniones en los medios de comunicación social
¿son para hacer justicia? ¿La opinión pública dirime asuntos o facilita la
información? ¿Dónde quedan las instancias especializadas? ¿Son los medios de
comunicación social instancias para hacer justicia? ¿Dónde quedan los derechos
de quienes no hacen uso de los medios de comunicación porque no tiene acceso o
simplemente no quieren acudir a ellos?
Genéricamente las instancias de la comunicación
social no son tribunales. Sin embargo el
avance tecnológico pone al alcance de la mano instrumentos para opinar y muchas
personas en ellos además de opinar, juzgan y sancionan. ¿Hay abuso de esos medios? Doctrinariamente
se dice que el derecho propio culmina donde empiezan los de los demás. Por otro lado se esgrime, que los medios de
comunicación social son la voz de los que no tienen voz.
¿Cuál sería su posicionamiento, estimado lector?
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