Segundo Fidel Maldonado Tapia,
La culminación del año escolar o académico en los establecimientos
educativos del régimen de sierra y oriente en nuestro país, está a pocas horas,
por consiguiente el inicio del lapso vacacional también, lo cual llena de
satisfacciones a docentes y estudiantes, que como todos tienen derecho a un
merecido descanso luego de las jornadas de estudio en las aulas.
El hecho de asumir las vacaciones, es un reto para los padres de familia,
pues en muchos hogares o en la mayoría de ellos, los progenitores trabajan para
el sector público o privado, para poder atender las demandas de su prole,
habitación, vestido, alimentación y educación, en horarios que involucran la atención de sus hijos.
Pocos son los hogares en donde, si hay posibilidades económicas se cuenta
con los servicios de apoyo de una persona para el cuidado del hogar y sus
demandas, en otros, los padres o mejor dicho la madre en la generalidad de los
casos es quien madruga para dejar listas las cuestiones del hogar como
alimentación, para que cuando los hijos salen de sus clases diarias, vaya a
casa y puedan en la medida de las posibilidades sumarse a ese trabajo
adelantado y concluir o servirse los alimentos.
Esto lo vivimos los hogares de modestos recursos, la clase media, como se
suele clasificar.
En el tiempo de vacaciones no siempre es factible darles ocupaciones a los
hijos, pocos colaboran en los negocios o actividades laborales privadas de los
padres, amén de la prohibición legal del trabajo infantil.
En este ámbito, se busca los talleres vacacionales que desde diferentes
sectores se ofertan, los más tratan de obtener cupos en los talleres de las
entidades públicas como los de antaño conocidos como Patronatos Sociales
municipales o provinciales; de la Casa de la Cultura, y de establecimientos
privados, donde se realizan actividades lúdicas, para ayudar a pasar el tiempo
vacacional, a la vez que se aprenden actividades prácticas, se despiertan
intereses y destrezas o se afianzan valores o conocimientos ya adquiridos.
Conviene la recomendación, que se busque instituciones o empresas de
responsabilidad probada, pues hay que prevenir y evitar accidentes, que tengan
la responsabilidad cierta de saber manejar a niños y adolescentes, con
profesionales capacitados y lógicamente como todo en la actualidad tiene un
costo, pues que esa inversión revierta en cuestiones y saberes positivos para
los participantes.
Habrá que sustentar la realización de esas actividades con los permisos
respectivos de las instancias que tienen que ver son ellas, en lugares
apropiados, y las llamadas excursiones con las debidas prevenciones, para que
sean verdaderos talleres lúdicos de aprendizaje. El contacto con la naturaleza siempre es
positivo, para aprender de ella, para conocerla y respetarla, pues en estas
tareas se viene a la memoria el adagio: “Dios perdona siempre, el hombre
algunas veces y la naturaleza nunca”.
Con todas esas prevenciones deseamos a los niños y juventud unas felices
vacaciones.
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