Publicado en Diario "Centinela" el martes 30 de septiembre de 2014
Segundo Fidel Maldonado Tapia
La música es la expresión del sentimiento a través de los sonidos, resulta
de la inspiración y conocimientos de los compositores para plasmar en una
melodía lo que siente, traduce estados anímicos, acompaña momentos de paz,
alegría, pena, amor, bienestar en fin, la música nos traslada imaginariamente a
recordar momentos especiales de la vida que coinciden con determinada vivencia.
Por medio de la música podemos identificar a determinada persona, “ver” en
la memoria el paisaje o postal que nos dejó huella en cierto momento, en fin,
hasta por medio de ella tenemos la característica de determinado lugar, grupo,
país. Así, se dice que el pasillo ecuatoriano
es único, aunque tiene raíces de ritmos de otros lugares como Europa y
Colombia. De la forma cómo se lo
interpreta, asumimos si es una composición de la sierra o de la costa
ecuatoriana, en fin la música nos especifica a personas, lugares y momentos.
Soy un aficionado de la música romántica y al aproximarse el día dedicado
en el Ecuador al Pasillo, como ritmo propio, viene a mi memoria las vivencias
de eventos que han marcado la historia de los pueblos, cuando por ejemplo con
nuestros padres, allá por los años 60´s, se vivía los programas especiales y
estelares de los festivales-concurso de la Lira y la Pluma Lojanas,
organización y ejecutoria de la juventud universitaria que culminaba su
formación profesional en la Escuela de Derecho de nuestra en ese entonces
Facultad de Jurisprudencia de la Universidad Nacional de Loja.
En estos programas culturales se propiciaba y estimulaba a compositores y
autores, para que mediante concurso, nos hagan conocer sus creaciones, con
galardones para los mejores intérpretes en veladas inolvidables realizadas en
el Teatro Universitario “Bolívar”.
Viene a la evocación los significativos esfuerzos de la Asociación de
Lojanos Residentes en Quito con sus Festivales a través del CÉDIC, que hicieron varias ediciones que
culminaban con los respectivos estímulos y se plasmaban en sendas grabaciones
discográficas.
Luego de muchos años, transcurrido un considerable lapso, por el año 1995
se hicieron los esfuerzos para iniciar una segunda época de estos festivales,
de los cuales solo pudimos apreciar uno, en esfuerzo conjunto de la Alma Máter
lojana y el I. Municipio de Loja.
En estas actividades por dar relevancia a lo nuestro, la propia Universidad
Nacional de Loja, nos trajo ya en los primeros años del nuevo siglo, los
Encuentros Nacionales de Cultura, donde si bien no había concurso, se propuso
mediante la invitación y presentación en vivo de los más significativos
intérpretes de la música nacional, la vigencia de los ritmos propios de nuestra
tierra, escuchando en voces de solistas, dúos, tríos, todos de gran trayectoria
y fama, los más sentidos pasillo
nacionales y otras manifestaciones musicales vernaculares, todo esto en el
reconstruido Teatro Universitario “Bolívar”.
En esos Encuentros Nacionales de Cultura, también se propiciaron las
reuniones de los compositores nacionales, para analizar, discutir,
pormenorizar, sobre nuestro pasillo ecuatoriano, producto del cual en alguno de
esos eventos con la presencia de distinguidos compositores nacionales, se llegó
a concluir que el pasillo ecuatoriano no es triste, como siempre se lo había
calificado, que no es una música llorona, y otros calificativos que se le
atildaban, asumiendo que se trata de música especialmente romántica, muy
romántica, porque en sus letras se plasman sentimientos y especialmente dedicado
al amor, que las melodías se creaban para ese tipo de inspiración, la
romántica, para dedicarlas al romance, a las ausencias, distancias,
reencuentros, reconciliaciones, en fin a las vivencias románticas de las
personas.
En la celebración del Día del Pasillo Ecuatoriano, el 1 de octubre,
evocamos con nostalgia las entregas universitarias y de otras organizaciones,
como ejemplos para perennizar en la memoria, para enraizar en las nuevas
generaciones, con las melodías y arreglos de los nuevos exponentes de nuestra
música, lo bonito, auténtico, romántico y acogedor de las notas y letras de
nuestros temas que identifican y posicionan como un pueblo trabajador,
esforzado, que lucha por mejores días, que no se rinde y que sentimentalmente
se expresa con un pasillo ecuatoriano.
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